"Yo uso cremas hidratantes y nutritivas (una para el día y otra para la noche), me he depilado anteriormente, ahora me fotodepilo (todo el cuerpo), voy al gimnasio al menos tres días a la semana y salgo a correr o con la bicicleta otros tantos". La confesión del arquitecto José Luis Nanterne, ya no sorprende. Aún más, cuando el profesional agrega "por ahora aún no pasé por el quirófano y dudo que lo haga porque no me da el presupuesto". Soltero, treintón y amante de la buena música, el diseñador de varios edificios en el NOA se autodefine como aficionado al hip hop, "incluso toco un poco el saxo; leo tres o cuatro libros al mes, un poco más en vacaciones; también juego al ajedrez, un par de días a la semana. Y encima me queda tiempo para ir a trabajar. La verdad es que ya empiezo a no tener tan claro si soy un hombre o no, menos mal que de vez en cuando me recuerdan que si lo soy".Para el licenciado en Filosofía, Arturo Elizeche "cada época tiene sus pasiones. 


El culto al cuerpo representa una de las máximas expresiones del materialismo de nuestros días. Estamos en la era de la imagen. Y esta es apariencia, externidad, fachada, el modo como alguien aparece ante los demás". Elizeche recuerda que "los clásicos ya lo decían: debe haber una buena relación entre lo exterior y lo interior del ser humano". Al respecto el académico destacó "hay muchas cosas que se hospedan en esta veneración al cuerpo: el mito de la eterna juventud; el nuevo lenguaje corporal de una sociedad en la que el pudor fue desapareciendo; la idolatría del sexo a toda hora; el juego de las apariencias, en un contexto en el que los medios de comunicación exaltan el aspecto exterior de forma machacona; la exaltación de la mujer escuálida; y un largo etcétera de valores en alza en esta misma línea"."Cuando una persona, que no tiene un defecto físico muy acusado, no se encuentra a gusto con su imagen, algo falla en su cabeza", aseveró Pamela, de flamantes 15 años.La joven adolescente contó que prefirió realizarse un implante mamario en lugar de un viaje a Orlando, Estados Unidos. "Todas mis amigas se hicieron los pechos. A los varones les atraen las chicas con ?lolas? pronunciadas y grandes. Tenerlas bien formadas y tentadoras es un símbolo de mujer atractiva y seductora. Antes me sentía acomplejada por mis senos pequeños, pero ahora disfruto mi figura y me siento más segura", destacó.

Contagiosas

Las modas son más contagiosas que las infecciones. Y no es fácil sustraerse a ellas. Se expanden como un reguero de pólvora. Al respecto el estilista Hernán Heredia afirma que "las costumbres sociales se imponen. El culto por la estética corporal y facial ha situado en primer plano la divinización del cuerpo y la exaltación de un tipo concreto de belleza, que hoy se impone con fuerza. Pero el cuerpo no es la persona. Por el contrario, en la cara está representada la persona. Todo el cuerpo depende de la cara. Esta es programática, anuncia al ser humano como proyecto, lo retrata, lo deja al descubierto. La cara tiene su propio alfabeto". El artesano de Yerba Buena también remarcó que "hay una parte clásica del rostro, que está constituida por las mejillas y la boca, que representan su territorio racional: la lógica y argumental. La parte romántica tiene su sello en los ojos, que son los que llevan la voz cantante de la expresividad facial". 

Dice Antonio Machado en un verso antológico: "Tus ojos me recuerdan las noches de verano, negras noches sin luna, orilla al mar salado""Si la cara es el espejo del alma, los ojos son su espíritu", afirma el psiquiatra Fernando Pérez Bejar. El terapeuta destacó que "últimamente el cuerpo parece estar convirtiéndose en mero objeto de consumo en una sociedad que no ofrece al individuo ninguna otra expectativa de libertad global. Aerobic, pesas, cirugía plástica, cambio de color o de sexo... La nueva plasticidad del cuerpo, su nuevo potencial de metamórfosis, nos permite escapar en cierta medida a nuestro destino biológico, algo impensable hace unos años. El cuerpo es un nuevo campo de lucha y de autorrealización"